viernes, 22 de febrero de 2013

Un artículo escrito por un miembro de nuestra juventud sindical.




“Hemos aprendido también que “occidental y cristiano”,
“occidental y libre”, “capitalista y creativo”, “comunista e igualitario”, 
Son muchas veces, asociaciones declamatorias.
Es esta otra razón que justifica la creación de nuestro Modelo propio”.

Juan Domingo Perón.



Sobre pseudoperonismos y falsas ideologías


En una de sus últimas apariciones televisivas, el filósofo José Pablo Feinmann manifestó valoraciones en extremo subjetivas sobre el peronismo como fenómeno histórico, y considero que merecen ser puestas en debate, ante todo por su curiosa y exótica perspectiva, indudablemente vinculada a corrientes ideológicas foráneas que nada tienen en común con la filosofía Justicialista, estructura ideológica magistralmente elaborada por el General Perón.
En su particular interpretación, Feinmann distingue dos corrientes dentro del esquema filosófico del Justicialismo, atribuyendo valoraciones personales a cada una de las mismas.
  En primer lugar, tal escisión resulta curiosa, tomando en  cuenta que el cuerpo doctrinario justicialista no contempla los extremos, y brega por la unidad en forma constante. 
  Puntualmente, Feinmann hizo referencia a un peronismo “de izquierda”, de esencia progresista, combativo y socialmente justo, y a un supuesto peronismo “de derecha”, de esencia retrógrada, conservador y represivo.

Perón: distante de esas ideologías que
 sólo en apariencia y para engaño de
 muchos aparentan estar enfrentadas.
  Esta asombrosa lectura, cercana al campo de la ciencia ficción, desnuda posicionamientos ideológicos subyacentes, que lejos están de ser soluciones para el pueblo argentino. Lo increíble de la lección televisiva, es que ambas concepciones habrían convivido dentro del mismo Perón para Feinmann, a la manera de las superproducciones cinematográficas estadounidenses, donde un ser oscuro habita las entrañas del inocente protagonista del film.
  Como si fuera poco, se atreve a atribuir las bondades del peronismo, a la supuesta corriente peronista “de izquierda”, que estaría conformada por el primer y segundo gobierno del General Perón, y una inmensa carga de oscuridad apocalíptica sobre el período de regreso de Perón a la Patria, desde el 17 de Noviembre de 1972, increíblemente denominado por Feinmann, como “peronismo de derecha”.

  Como integrante de la juventud sindical, resulta interesante identificar estos razonamientos falaces, que no tienen otro fin que, mediante la utilización de categorías obsoletas (como los abstractos términos “izquierda” y “derecha”), re direccionar a la juventud  hacia un extremo, que lejos está de ser la esencia del pensamiento de Juan Domingo Perón.
  Esta mezquindad ideológica, este sectarismo conceptual expresado por Feinmann, encuentra sus raíces en la ideología comunista, que concibe a la lucha de clases como el motor de la historia, glorificando el enfrentamiento de clases, enalteciendo a la violencia.
  Perón afirma: “Es un verdadero  milagro el que podamos ahora dialogar y discrepar entre nosotros, pensar de diferente manera y estimar como válidas distintas soluciones, habiendo llegado a la conclusión de que por encima de los desencuentros, nos pertenece por igual la suerte de la Patria, en la que está contenida la suerte de cada uno de nosotros, en su presente y en su porvenir”.
  La particular división que algunos sectores minoritarios pretenden realizar dentro del pensamiento del General Perón, encuentra sobradas razones de ser refutada en palabras de Perón: “La más importante de las enseñanzas, es la revelación de que los sectarismos no nos conducirán jamás a la liberación. Las diferencias de ideas son positivas en tanto estén abiertas a la confrontación sincera y honesta en busca de la verdad. Encerrarnos en nuestras ideas y procurar imponerlas por el peso de una fuerza circunstancial, significaría caer en el mismo error por el que han transitado aquellos a quienes hoy enfrentamos”.
  Considero que atribuir bondades a un supuesto peronismo “de izquierda”, desenmascara la naturaleza de un pensamiento que merece llamarse “pseudoperonismo”. A la vez, atribuirle a Perón concepciones de tipo retrógradas y represivas, significa embarcarse en el completo desconocimiento de la doctrina justicialista, des jerarquizando todo debate posible.
Tal vez Feinmann pueda explicarnos el porqué de los bombardeos del 55, ya que en su asombrosa lectura de la historia argentina, se encontraba en el gobierno un movimiento destinado a proteger a los sectores dominantes.
  O tal vez pueda explicarnos el porqué de 18 años de feroz proscripción sufridos por el General Perón, o entre otras cosas, las amenazas de Lanusse de hacer estallar el avión que traía del exilio al líder más amado de la historia de nuestro país, con el único fin de pacificar a una sociedad inmersa en el caos y la intolerancia.
  Ante el fallido intento de asociar el pensamiento de Perón a cualquier tipo de extremos, recordamos sus palabras: “El cambio ya no consiste en una abstracción vacía. El Pueblo todo quiere conocer el signo, el sentido y el contenido preciso de una expresión. Es que el Pueblo advierte con claridad, que si el cambio no es nacional, no responderá a sus reales necesidades”.
  Ante tanta desviación ideológica malintencionada, recordamos que el General Perón volvió de un injusto exilio con el fin de traer paz y unidad a todos los argentinos: “El Modelo Argentino no quiere ser otra cosa que la expresión representativa y la síntesis prospectiva de una ideología y una doctrina nacionales. La creación ha nacido del Pueblo y el ciudadano que ofrece hoy el presente conjunto de ideas, valores y objetivos concretados bajo el nombre de Modelo Argentino, tal vez no tenga otra virtud que la de haber querido o interpretado la voluntad de ese pueblo. Es por eso que este Modelo no es una construcción intelectual surgida de minorías, sino una sistematización orgánica de ideas básicas desarrolladas a lo largo de treinta años. Si el Modelo Argentino encarna la voluntad de nuestro Pueblo, será auténtico. Si es auténtico, será útil a la Patria. Y si es útil, cumplirá su propósito histórico”.
    A quienes intentan desviar el pensamiento del General Perón en direcciones foráneas, les respondemos que con  bombas sobre niños y familias, habrán podido sacar circunstancialmente al justicialismo del Gobierno del país. Pero nunca podrán sacarlo del corazón del pueblo argentino. 




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