domingo, 4 de marzo de 2012

SERIE MAILVINAS 2


ROSAS y MALVINAS 
 PICARDÍA DIPLOMÁTICA

La picardía diplomática de un verdadero patriota, Juan Manuel de Rosas, respecto de las Islas Malvinas. La traición de Varela y Sarmiento que, cegados por su odio al Restaurador,  procuraban el desmembramiento nacional.  

Rosas llega por segunda vez al gobierno en 1835. Las Islas Malvinas han sido tomadas por Inglaterra años atrás. Los unitarios, enceguecidos por su odio de facciosos, se convierten en los auxiliares de las ambiciones extranjeras. Desde 1838 en adelante, la guerra, el bloqueo francés de dos años y la desconfianza en un país así anarquizado, arruinan la economía, el comercio, las finanzas nacionales y nuestro crédito exterior. Cuando la guerra va a concluir, Inglaterra y Francia la prolongan, con sus agresiones, que luego sus gobiernos reconocen injustas. A las intimaciones de Mandeville, y los atropellos de Purvis, se suma la oposición de Falconet en Buenos Aires. Los acreedores ingleses, Baring Brothers y Cía., acuden embozadamente al cobro compulsivo de la deuda, cuya garantía es todo el territorio nacional. Ellos insinúan, según Saldías, la entrega, en pago, de las Islas Malvinas, que son parte de ese territorio, criminalmente comprometido por los financistas unitarios. 

Reconocimiento de nuestros derechos

Rosas hace frente a la situación y desbarata la maniobra. Su ministro Insiarte, con nota de febrero 17 de 1843, comunica a Falconet que ha asumido oficialmente la iniciativa por medio de su ministro en Londres. ¿En qué consiste ella? Reconozca el gobierno inglés los derechos argentinos a las Malvinas y podrá entonces el gobierno responder con esa parte de nuestro territorio a los compromisos contraídos insensatamente por Rivadavia y del Carril. Es el doctor Pedro Agote quien así lo establece en términos claros: “Esta nota (la primera de Insiarte a Falconet) abunda en consideraciones acerca de los derechos de la República a aquellas islas, y la confianza que tiene de que ellas sean reconocidas por el gobierno británico”. La respuesta inglesa es dada indirectamente por el almirante Purvis. El 13 de abril “arresta” a la escuadra argentina y la extorsión prosigue escandalosamente a lo largo del año 43. 

“El ministro doctor Insiarte –dice luego el doctor Agote- en nota del 20 de marzo de 1844 reitera el ofrecimiento de las Islas Malvinas e insiste en la legitimidad de los derechos de la República al territorio de dichas islas, cuya cesión a los prestamistas ingleses era el medio más pronto y eficaz para cubrir la deuda”. 

Inglaterra no acepta el “canje”

Pero, ¿podría Lord Aberdeen reconocer la usurpación de Inglaterra? Evidentemente, no. La condición previa impuesta por Rosas significaba en el orden de los principios una afirmación rotunda de los derechos argentinos y en la práctica era de realización imposible, porque proponía lo que los ingleses no podían aceptar. Rosas, de este modo, ganó tiempo, entre tanto; paralizó los apremios de Falconet y le quitó al enemigo uno de los pretextos que utilizaba para crearnos el conflicto deseado. Inglaterra no aceptó, desde luego, la proposición del ministro Insiarte, hecha por órgano de Moreno, y algún tiempo después, en alianza con los franceses y como supremo recurso de intimidación, cometieron sus marinos lo que se ha llamado “el robo de la escuadra argentina”; bloquearon nuestras costas, invadieron el país por el río Paraná e intentaron reducirnos por la fuerza. 
Pero las Malvinas no fueron cedidas en derecho a los ingleses. 

Mientras tanto los traidores... 

Entretanto, Varela y sus amigos de Montevideo gestionaban la desmembración de Entre Ríos y Corrientes y Sarmiento, (SI, DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO) incitaba a los chilenos a que ocuparan el Estrecho de Magallanes con la doctrina de que “un territorio limítrofe pertenecerá a aquel de dos estados a quien su ocupación aproveche sin dañar ni menoscabar los intereses del otro”. Así, “en odio a Rosas, que era un accidente de la política argentina, se atacaba la integridad de la Nación…”. (Pelliza, “La Dictadura de Rosas”). Hacia los mismos años, los emigrados en Santiago trabajaban por la incorporación a Chile de las provincias de Cuyo. 
Estos eran los "patriotas", los "nacionalistas" auténticos…. ("Próceres" con bronce, y calles que llevan sus nombres,  auténticos traidores digamos mejor)
Fuente
Laferrere, R de – Cómo ofreció Rosas las Malvinas – Buenos Aires (1946).


(Con correcciones hechas por nosotros, sobre el original, para una mejor comprensión)


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