"La filosofía es lo que nos distingue
de los salvajes y bárbaros".
René Descartes
Con la publicación de este artículo se suma un nuevo colaborador a nuestro Blog. Es importante destacar que es Guardavidas y que es parte de nuestra juventud.
Pensar. como instancia anterior a la acción, es tan necesario como la acción misma; clarifica y asegura un margen de error mucho más estrecho.
De eso se trata.
La satisfacción de conversar con jóvenes que estudian y procuran desde su campo aportar ideas y conceptos no podría ser mayor.
Cuando iniciamos este espacio hace ya un año y medio, nos propusimos no solo publicar cosas específicas de la acción sindical o cuestiones técnicas; pensábamos entonces en aportar otros elementos que resultan ser necesarios y hasta imprescindibles.
Este artículo forma parte de esas cosas.
“La organización es lo único que va más
allá del tiempo y triunfa sobre él”.
Juan Domingo Perón.
Introducción
La Profesión de Guardavidas implica, como pocas profesiones, la responsabilidad de salvaguardar vidas humanas. Considero que en esta particularidad reside la plena necesidad de poseer un amplio espectro conceptual que sirva de base para quienes ejercen la profesión. Es en esta dirección que sostengo que el mismo debe poseer, entre numerosísimos aspectos, elementos que nos orienten hacia la profundización de nuestro conocimiento anatómico-fisiológico, deportivo, psicológico, político, filosófico, histórico, sociológico, entre otros.
La complejidad de la vida humana reside, entre otras incontables cuestiones, en su diversa capacidad de acción ante escenarios complejos. En gran parte de los mismos, la naturaleza interpreta un factor predominante en el desarrollo de los acontecimientos.
Nuestra Profesión se enmarca en esta característica, y exige de nosotros una preparación integral.
Es en este sentido, que en el siguiente artículo abordaré, desde la concepción del hombre que nos ofrece Perón en “El modelo argentino”, la vinculación de los valores que de dicha obra emanan con nuestra profesión de Guardavidas.
El 1 de Mayo de 1974, Juan Domingo Perón abre el periodo de sesiones del Parlamento, brindando un discurso de carácter histórico, no sólo por la claridad del mismo, sino también por las sólidas directrices que ofrecía al por entonces complejo entramado del País.
En el mismo, pregona los elementos centrales del “Modelo Argentino”, ofreciendo la clara visión de un gran estadista, y presentando las bases de un proyecto nacional, sosteniendo la existencia de una vía alternativa al por entonces dicotómico escenario mundial, que parecía no encontrar opciones entre un capitalismo descarnado y una asfixiante burocracia estatal.
Pensamiento, organización y acción en la Profesión de Guardavidas
Perón resulta esclarecedor cuando se refiere a la intrínseca unidad entre pensamiento y acción: “ No puede haber divorcio alguno entre el pensamiento y la acción, mientras la sociedad y el hombre se enfrenten con la actual crisis de valores, acaso una de las más profundas de cuántas se hayan registrado. Es posible que el pensamiento haya perdido , en los últimos tiempos, contacto directo con las realidades del devenir histórico. Pero es cierto también que ha llegado “La Hora de los Pueblos”, y que ella exige “un pensamiento en acción”.
En este sentido, coincidimos con Perón que nos encontramos históricamente en un proceso en el cual el pensamiento parece encontrarse no solo desvirtuado, sino también como disociado del accionar. El derrumbe de las grandes ideologías y de los grandes sistemas de pensamiento que fueron diluyéndose con la finalización del siglo XX, desembocaron en una actual crisis de identidad humana, en la que el consumo pareciera haber remplazado al pensar.
Por ende, gran parte de las acciones humanas comenzaron ya no a basarse en sólidos principios (culturales, históricos, sociales, etc.) que las sustenten, sino que encontraron en la inmediatez de la acción su ocasional refugio.
Sostengo que la acción sin pensamiento es plausible de desembocar en voluntarismo, en infundados intentos, previamente condenados al fracaso.
A la vez, el pensamiento sin acción desemboca en una pasividad que nuestra Profesión no puede permitirse.
Considero que el balance entre ambos, representa el ideal para la profesión de Guardavidas.
El pensamiento puntual podemos enmarcarlo en diversos aspectos:
-Planeamiento de roles en el trabajo en equipo: Determinación de la idoneidad de los integrantes de un equipo de trabajo para llevar adelante las acciones durante el rescate. Un equipo se caracteriza por su heterogeneidad (física, cultural, psicológica, social, etc.), y esto, lejos de configurar una amenaza, considero que se vuelve una fuente de conocimiento para cada uno de los integrantes, en dónde la complementariedad se vuelve protagonista. Esta capacidad de planeamiento nos ofrece la seguridad de reducir al mínimo aquellos factores librados al azar durante el desarrollo de una acción que debe ser rápida y eficiente, tomando en consideración las vidas que de la misma resolución dependen.
Internalización de los avances científicos vinculados a las maniobras de RCP: La ciencia evoluciona raudamente, desechando hipótesis que hasta hace poco tiempo eran consideradas verdades. Se vuelve fundamental que acompañemos esta evolución, incorporando las diversas técnicas que nos permitirán encontrar la diferencia entre salvar una vida o no hacerlo.
Ampliación de conocimientos psicológicos: La psicología se vuelve una herramienta de relevancia cuando consideramos la heterogeneidad de los asistentes a una zona balnearia. El conocimiento de diversas alteraciones psicológicas, entre otras cosas, nos permitirá desenvolvernos en aquellas situaciones en dónde la prevención del riesgo dependerá de nuestra posibilidad de situarnos en posiciones de comprensión y escucha, como elementos formadores de la autoridad.
-Planeamiento de un adecuado entrenamiento, combinando los diversos sistemas que precisamos ejercitar para desenvolvernos con seguridad y eficacia.
-Conocimiento de las circunstancias histórico- sociológicas, enmarcando nuestra profesión en un cauce histórico en el que rigen determinados esquemas de pensamiento y que nos vuelven agentes activos (desde el plano político en el trabajo sindical y la defensa de los derechos de nuestros compañeros y en el plano estrictamente laboral, en la construcción de una autoridad que debe basar su legitimidad en acciones sustentadas en el plano moral y de respeto como quienes prestan un servicio de ayuda insustituible). Perón afirma: “El hombre no es un ser angélico y abstracto. En la constitución de su esencia está implícita su situación, su conexión con una tierra determinada, su inserción en un proceso histórico concreto”.
Haciendo referencia a la relevancia que adquiere la incorporación de aquellos conocimientos que nos permitan la integral comprensión histórica y social en el que desenvolvemos nuestra Profesión, es que el siguiente concepto de Perón se vuelve fundamental:
“En el transcurso del tiempo, hemos venido progresando de manera gigantesca en el orden material y científico, pero veinte siglos de cristianismo parecen no haber logrado, suficientemente, hasta ahora, la superación del egoísmo como factor motriz del desarrollo de los pueblos. La sociedad competitiva es su consecuencia. Esto arroja luz sobre el hecho de que la cooperación y la solidaridad son elementos básicos a considerar en el futuro”.
Entendemos, junto a Perón, que el motor de nuestro desempeño profesional debe basarse en la cooperación y la solidaridad. Considerar que somos integrantes de un todo, de un equipo y trabajar en pos de la propia superación deben ser motivaciones diarias.
Es en este trabajar en equipo, que nuestra individualidad no se diluye, sino por el contrario, se potencia. Nuestra mejor expresión debe estar en función del equipo de trabajo. En esa perspectiva, nuestra superación adquiere relevancia, y desaparece fuera de la misma. Individualmente solamente aumentan nuestras ansias de satisfacción personal. Un éxito individual siempre es esporádico y coyuntural. Un éxito colectivo se vuelve perenne en el tiempo, logrando vencerlo, como afirma Perón.
Esto debe volverse central en nuestro propio sistema ético. Perón afirma: “La historia nos indica que es imprescindiblemente necesario promover la ética individual primero, desarrollar después la consecuente conducta social (…) “
El proceso de interacción y enriquecimiento que nuestra propia individualidad experimenta en el trabajo en equipo planificado, se encuentra desarrollado en el concepto de “Comunidad Organizada” que propone Perón:
“En el Modelo Argentino, nuestra sociedad futura debe responder, con absoluta plenitud, al concepto de Comunidad Organizada. Pero esta organización no puede entenderse como la construcción de una máquina fría, rígidamente trabada, donde los mecanismos de poder nublen la conciencia del hombre y lo conviertan en un engranaje despojado y vencido. El hombre es principio y fin de la Comunidad Organizada, por lo que no puede haber realización histórica que avasalle la libertad de su espíritu. No hay organización posible si el hombre en aniquilado por un aparato externo a su propia existencia. La Comunidad Organizada no es, por lo tanto, una comunidad mecanizada donde la conciencia individual se diluye en una estructura que no puede sentir como ajena.
Pero tampoco estoy predicando un desencadenamiento del individualismo como modo de vida en el que la competencia feroz transforme al hombre en un lobo para sus semejantes”